Pasos para aprender a catar vinos

Aunque pienses que catar vino de forma adecuada sólo es un privilegio reservado a expertos, lo cierto es que cualquiera puede hacerlo. Para ello sólo será necesario seguir los sencillos pasos que os contamos a continuación. ¿Preparad@ para aprender a catar vinos como todo un profesional? ¡Comenzamos!

Cómo prepararse para aprender a catar vinos

Aprender a catar vinos no sólo te ayudará a saber diferenciar los distintos tipos de vino. También es una forma genial de empezar a disfrutar del vino de una manera más especial. Aprenderás a reconocer mejor las distintas notas, aromas y sensaciones que despiertan esta bebida.

En una cata de vino deberemos tener todos los sentidos muy despiertos. A ser posible deberás evitar ir muy perfumado para que el sentido del olfato no se vea interferido. De igual forma, es conveniente que el lugar donde se vaya a llevar a cabo la cata, esté bien ventilado y muy bien iluminado, para que de esta forma la vista cumpla con su función lo mejor posible. En el caso de que se vayan a catar varios tipos de vinos, se deberán probar en copas diferentes (siempre que sea posible).

Aprender a catar vinos en tres fases

Es posible aprender a catar vinos siguiendo tres fases. Y en cada una de ellas tomando el protagonismo un sentido diferente: La vista, el olfato y el gusto, los grandes protagonistas en las catas de vino.

 

Primer paso: La fase visual

El primer paso para aprender a catar vinos es acentuar la vista y saber beber “a través de los ojos”.

En esta primera fase, tras servir un poco de vino y agarrar la copa por el tallo (para impedir que se caliente), se inclinará la copa a ser posible sobre un fondo blanco o neutro. E intentaremos hacerlo en un ángulo de 45°. Esto nos permitirá observar el vino desde arriba a través de la bebida.

Para aprender a catar vinos, en la fase visual se deberán evaluar y conocer distintos factores como la nitidez, la intensidad, el color, las lágrimas y las burbujas. Aunque también se podrá observar las imperfecciones, en el caso de que las hubiese. El aspecto de un vino puede hablarnos sobre la concentración y la madurez del vino.

La limpieza del vino y su nitidez. En nuestro aprendizaje deberemos saber cuándo un vino está limpio y brillante, y cuando la capa tiene un aspecto turbio, velado o apagado. En estos últimos casos, lo más seguro es que el vino también tenga un sabor turbio o apagado.

-El color del vino. Los vinos blancos se van volviendo más oscuros conforme envejecen. Desde el amarillo pálido de los vinos blancos jóvenes al amarillo pajizo, dorado o ambar. En cambio, los vinos tintos van perdiendo su color característico con el tiempo. Van del rojo púrpura, a tonos rubí y granate, hasta llegar a tonos caoba en los vinos viejos.

La fluidez del vino. Para aprender a catar vinos y fijarnos en su fluidez, deberemos coger la copa por el tallo y hacerlo girar levemente. La forma en la que se mueve el vino puede desvelar su densidad o concentración. Además, una vez que dejemos la copa quieta, la cantidad de vino que se quede en forma de lágrimas en las paredes nos podrá indicar la graduación. Cuanto más marcadas estén las lágrimas, mayor será su graduación alcohólica.

 

Segundo paso: La fase olfativa

Siguiendo cada uno de nuestros pasos de aprendizaje, llegamos a la fase olfativa. Para aprender a catar vinos es esencial saber utilizar el olfato y distinguir los distintos aromas que estos desprenden.

Antes de agitar la copa acercaremos la nariz al interior de la copa para tratar de distinguir los aromas primarios. Una vez percibidos, moveremos un poco la copa para analizar los aromas secundarios. Estos aparecen al entrar en contacto con el oxígeno y proceden de la fermentación de las uvas y los distintos procesos.

Después pasaremos a agitar más enérgicamente la copa para dar paso a los aromas terciarios. Que son aquellos que se desarrollan durante la crianza del vino, y después de ésta. Suelen ser aromas florales, vegetales, de frutos secos, amaderados…

En el caso de encontrarse alguna irregularidad, lo notaremos en esta fase a través de olores avinagrados o, incluso a podrido.

 

Tercer paso: Fase Gustativa

Si quieres aprender a catar vinos, esta será probablemente el paso más emocionante, ya que llega la hora de probar el vino en boca. En este paso sorberemos un poco de vino y lo intentaremos pasar por toda la boca para que llegue a todas las partes de la lengua y poder percibir los toques dulces, ácidos y amargos. El mejor vino es aquel que consiga un equilibrio entre estos toques.

Una vez que tragamos este primer sobro, expulsaremos el aire por la nariz. Las sensaciones que permanecen en la boca o el tiempo que se queden en ella pueden variar de una persona a otra. Esta es la fase retronasal.

Suele ocurrir que en los vinos de mejor calidad estos toques permanecen durante más tiempo, incluso más de un minuto. Esto es lo que se conoce como un vino de final largo. Y ocurriría lo contrario con otro vino más básico.

La textura del vino en boca también puede hablarnos del vino. Ésta textura se compara con la textura de materiales como la seda, el satén, el terciopelo o los pétalos de rosa.

Y para aprender a catar vinos, nada como practicar mucho. ¿Te animas a venir a alguna de nuestras catas? ¡Te esperamos!

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