Si eres un amante del vino, sentarte en una terraza por la noche, huyendo del calor y bebiendo una buena copa de vino, probablemente sea uno de tus planes favoritos estas vacaciones.
Pero además del fresquito vino blanco o rosado, los fans del vino tino no tienen porqué renunciar a uno de sus placeres favoritos por culpa de las altas temperaturas, tan sólo deberán evitar los siguientes errores:
1.- No los guardes en la nevera
Los vinos azules o los blancos deben conservarse en la nevera si queremos disfrutar de su faceta más refrescante. En cambio el frío excesivo estropea los vinos tintos particularmente, especialmente aquellos que han pasado por barrica. Este frío precipita los componentes que le dan untuosidad o que mantienen su pH correcto. Un vino tinto que pasa varios días en la nevera tendrá un sabor más ácido e insípido.
En cambio, si queremos que el vino no esté caliente en verano y disfrutarlo en su punto óptimo, podemos meterlo una hora en la nevera y antes de servirlo dejarlo media hora fuera para que vaya recuperando su temperatura. Una buena temperatura está entre los 15 y los 20º.
2.- Tampoco lo tomes a temperatura ambiente
Ni frío ni a temperatura ambiente. Beber vino a temperatura ambiente en verano en la mayor parte de España sería un delito hacia este producto. Al sacarlo del botellero o vinoteca podemos utilizar una cuba con agua fresca (y añadirle algunos hielos si hace mucho calor) para que el vino no se caliente en exceso.
3.- No lo expongas al sol
Aunque recurramos al método de la cuba con agua para que no llegue a alcanzar la temperatura del ambiente, nunca dejes el vino en un lugar donde le dé directamente al sol. El sol es un gran enemigo del vino y acelera reacciones químicas poco beneficiosas para este producto. Dejar un vino al sol es otro de los delitos que deberemos evitar a toda costa.
4.- Y por supuesto, jamás le eches hielo
Si echarle hielo a una copa de cerveza es una salvajada, hacerlo con el vino no es menos. Si el vino está muy caliente para nuestro gusto podemos utilizar unos cubitos de silicona o plástico rellenos de agua que están diseñados precisamente para no interferir en el sabor de la bebida.
5.- No guardes la botella tumbada, y menos con el corcho
Aunque tumbar la botella de un vino ya empezado es un error es muy frecuente con todos los tipos de vino y en cualquier época del año, en verano lo es aún más. Con el calor los microorganismos se aceleran, especialmente los hongos y bacterias que se crían en el corcho y que pueden avinagrar el vino que queramos reservar para otro día. Esto se produce en mayor medida si la botella está tumbada y el vino está en constante contacto con el corcho.
La mejor alternativa es guardar las botellas empezadas de pie y usando un tapón especial que quita el aire extra del interior de la botella. Esta ausencia de oxígeno frena la actividad microbiana e impide que el caldo de oxide. Si no disponemos de este tapón podemos usar el corcho original, siempre y cuando el vino no entre en contacto con él.
Si no nos terminamos la botella de vino y queremos alargar sus propiedades conviene guardarla en la nevera (no por mucho tiempo). Aunque lo ideal es guardarlo en la vinoteca o en un sótano fresco a modo de bodega.
6.- La copa mejor a la mitad
Si llenamos demasiado la copa, el vino que expongamos al sol, a las reacciones y a la evaporación será mayor y por tanto estaremos estropeando en mayor medida su sabor. Mejor servir las dosis a medias y que el resto de vino se conserve en la botella.
7.- Sujeta la copa por el tallo
Muchos tienen, principalmente por comodidad, la manía de coger la copa por el balón, o por el tallo con los dedos en el balón. Si no queremos que el vino se caliente de más, deberemos coger siempre la copa por el tallo.