En algún momento, seguro has destapado una botella de vino y disfrutado de un poco de esta bebida en una copa. Pero te has detenido a pensar qué es todo lo que hay dentro de esa bebida y cuáles son los secretos que el vino alberga.
Y que esta bebida tan ancestral como el pan mismo, tiene tantos beneficios como cualquier otro platillo. Es por eso que aquí te contaremos cómo es que el vino como alimento está cobrando gran relevancia en las dietas tradicionales no solo de Europa, sino de todo el mundo.
¿Qué es el vino?
El vino es una bebida alcohólica la cual se produce a partir de jugo de uva fermentado. Así es, el vino es un licor el cual tiene como base el zumo de uva producido tras triturar la misma. Dicho zumo, combinado con enzimas y levaduras, se deja fermentar.
Después de su fermentación, el vino se coloca en barriles de madera y se lleva a bodegas frías y oscuras donde este adquiere su cuerpo, su color, aroma y su sabor final. Posteriormente, es envasado y dejado en las botellas por un poco más de tiempo, produciendo así una bebida con 10 a 15% de alcohol y zumo de uva.
El vino y su relación con la dieta
No podemos negar que en países como España o Grecia, el vino sea considerado como un alimento tan importante como el aceite de oliva. Esto debido a que, desde hace cientos de años, el vino como alimento ha formado parte del estilo de vida.
Presente a todas horas y en todas las comidas, el vino no solo se usa como bebida sino también, como complemento. Y es que a partir del vino se producen vinagres, así como se usa como maridaje.
La escasez de agua potable y la alta producción de vino incentivaron que en la dieta mediterránea se considerara al vino como el acompañamiento perfecto. Además, de aprovechar los beneficios que esta bebida, por su presencia de alcohol y de nutrientes, tiene para la digestión de las personas.
Además, de que la dieta mediterránea decidió añadir el vino como alimento debido a la cantidad de nutrientes y los antioxidantes que posee esta bebida. Esto debido a que, para la dieta mediterránea, la salud a través de la alimentación es fundamental. El vino se encarga de cubrir los requisitos de antioxidantes.
Los nutrientes del vino
- Vitaminas
Lo primero que encontramos es el hecho de que, debido al origen del vino, las vitaminas se concentran en el zumo usado para su producción. Esto permite encontrar en cada botella de vino una amplia gama de las mismas.
Vitamina A y vitamina C abundan dentro de cada copa de vino tinto aportando tantas vitaminas como una pieza de fruta. Por otro lado, también encontramos algunas de las principales variedades de vitaminas del complejo B como lo es ácido fólico, biotina, tiamina, piridoxina, entre otras vitaminas del complejo B.
- Minerales
Debido al origen de la uva y los métodos de producción, los vinos suelen acumular sales minerales en su interior. Dichas sales ayudan a equilibrar el sabor y aportar un toque salado al mismo. Si bien la concentración de las sales minerales cambia dependiendo tanto de la variedad de uva como del tipo de vino, en general encontramos en promedio 10 minerales.
Según las investigaciones, se ha encontrado en el vino como alimento la presencia de minerales como potasio, sodio, calcio, cloro, azufre, flúor, silicio, yodo, bromo y boro. Aunque claro, las concentraciones varían según el vino pues algunos de estos minerales tienen presencia mínima.
- Grasas y azúcares
Otra de las razones por las que el vino como alimento está cobrando relevancia está en el hecho de que esta bebida tiene grasa y azúcar, pero tampoco mucho. En primer lugar, por el origen mismo del vino, este carece de grasas peligrosas para nuestra salud.
Por otro lado, las azúcares presentes en las uvas y el zumo de las mismas se procesan dentro de la fermentación gracias a los microorganismos de la levadura. Al procesarse el azúcar, esta se convierte en alcohol lo que da como origen a esta bebida alcohólica reduciendo así la cantidad de carbohidratos y azúcares en el vino.
- Antioxidantes
Por último, otra de las razones por las que el vino como alimento está cobrando popularidad está en la concentración de antioxidantes en esta bebida. Gracias a que la piel de la uva posee una gran cantidad de antioxidantes, estos se transmiten al vino durante su producción.
Entre los principales antioxidantes que encontramos en el vino está el resveratrol, así como los polifenoles, los cuales, son responsables de eliminar a los radicales libres, moléculas responsables de la oxidación del cuerpo. Al encargarse de los radicales libres, los antioxidantes del vino reducen el envejecimiento, así como ayudan a prevenir enfermedades degenerativas.
¿Cómo usar el vino como alimento?
La principal forma en la que el vino como alimento se está utilizando es añadirlo a nuestra comida en una ración, pequeña, pero constante. Además, de que para que el vino como alimento funcione, este debe beberse pues al cocinarse pierde algunos de sus nutrientes.
Según nutricionistas, el vino se puede incluir en forma de una copa de vino al día con la medida estándar de 150 mililitros. Esto, acompañado de alimentos de mayor densidad como lo son las carnes y los vegetales.
De esta manera, estaremos ayudando a que las vitaminas, minerales y sobre todo, antioxidantes del vino, lleguen a nuestro cuerpo. Además, de que se ha encontrado que el vino incentiva la digestión permitiendo así que el cuerpo pueda absorber aún mejor los nutrientes. Eso sí, los médicos desaconsejan el sobrepasar la dosis diaria de 1 copa de vino.
Esto debido a que, a fin de cuentas el vino sigue siendo una bebida alcohólica por lo que excederse generará efectos adversos. Además, de que el vino puede tener una alta densidad calórica cuando se consume en exceso provocando así problemas de sobrepeso o problemas de reflujo, hígado, etc.
Para más información sobre el consumo moderado del vino, pincha aquí.